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martes, 8 de abril de 2008

Las manos de un muerto

En una noche de travesuras entre jóvenes se habían reunido para hacer espiritismo y habían adecuado la habitación para que todo fuera más lúgubre y oscuro el lugar. Les quedó bien, iluminados tan sólo por las velas, los amigos se dispusieron a practicar la ouija y durante un rato se estuvieron divirtiendo.
De repente cuando ya en el acto de la ouija alguien les contestaba, aquello estaba animado. Entonces uno de los chicos comenzó a hacer cosas raras y todos dirigieron sus miradas hacia él. El muchacho que me contó la historia alzó su rostro y vió algo más... algo que los demás no pudieron ver. Dos fuertes manos aprisionaban la garganta del chico y apretaban, apretaban. La víctima abría la boca y buscaba aire pero nadie supo cómo ayudarle, tenían mucho miedo.
El chico que observaba miró hacia arriba y vió al dueño de esas manos. Tras la víctima, estaba su propio padre muerto años atrás. El fantasma del padre que asesinaba al hijo más allá de la realidad... en forma de espíritu estrangulaba un cuello que los otros chicos veían desnudo, sin esas manos apretando y apretando... Al final ocurrió lo impensable.
La víctima se soltó de las manos y corrió en dirección a la ventana para lanzarse al vacío. Los amigos actuaron rápido esta vez y consiguieron cogerlo de las piernas salvándole la vida. No sé qué habrá sido de aquel joven. Pero sé que aún aquellos amigos siguen haciendo aquella práctica de buscar respuestas desde el más allá.

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